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Las Comunidades educativas de Nuestra Señora de la Providencia en Medellín, la Institución Educativa San José en la Unión, el Colegio de la Sagrada Familia en Cali y el Colegio la Inmaculada en Ginebra, en donde culminó su entrega fiel, dan fe de cómo Hermana Gloria Nelly vivió siempre feliz y vivió siempre haciendo felices a muchos con su ternura, con su calidez humana y con el testimonio de su fe que, como el árbol de grano de mostaza, “habiendo sido el más pequeño creció y se convirtió en el más grande de los arbustos donde los pájaros del cielo han venido a cobijarse en sus ramas” (Mt. 13, 31-32).


Nuestra querida Hermana Gloria Nelly permanecerá siempre viva en la memoria del corazón por su vida sencilla, alegre y agradecida, siempre sonriente y siempre lista a reconocer los esfuerzos de los demás; por la profundidad de su ser religiosa, por su testimonio de vida, por su profundo amor a Jesús y a la Santísima Virgen María, por su sentido de pertenencia, por su amor a nuestra Congregación, a nuestra Provincia, a su comunidad local. ¡Una verdadera hija de la Providencia! ¡Hermana Gloria Nelly ahora disfruta de la verdadera vida en la Eternidad! “Allí, en el cielo, está vuestro tesoro, vuestra verdadera felicidad, vuestra verdadera recompensa; no la esperéis en la tierra” (Directorio - Cartas, VII de 1777, p. 214),


Queridas Hermanas, querida Familia de sor Gloria Nelly, amigos: hago extensivo el saludo de condolencia y la cercanía en la oración de nuestra Superiora General, Hermana Marthe Dachet, de nuestras Hermanas del Consejo General, especialmente de Hermana Rubiela Parra Orozco, de toda nuestra Provincia de Colombia – Perú, todos estamos aquí para orar por el eterno descanso de nuestra Hermana Gloria Nelly al haberse


Queridas Hermanas de nuestra Provincia,

Queridos familiares de Hermana Gloria Nelly González Prado.

Querida Familia Providencia,

Nos reúne hoy, como Congregación, como Provincia y como Familia la partida a la Eternidad de nuestra muy querida Hermana Gloria Nelly González Prado, quien, en la noche del primero de abril, víspera del primer sábado de mes dedicado a Santísima Virgen María, entregó su espíritu a la Providencia de Dios. Resuenan en nuestro corazón las palabras del libro del Apocalipsis: “¡Felices los que mueren en el Señor! Sí –dice el Espíritu Santo– de ahora en adelante, ellos pueden descansar de sus fatigas, porque sus obras los acompañan” (Apocalipsis14, 13).


El paso a la Casa del Padre de nuestra querida Hermana Gloria Nelly, probado por la enfermedad y purificado por la cruz del dolor, ha sintetizado, en cierto modo, la razón de su vida: entrega; entrega a Dios, entrega a la Iglesia, entrega a nuestra Congregación y entrega a los niños y a los jóvenes que le fueron confiados a su formación. Hermana Gloria Nelly descansó en la paz del Señor a sus 77 años de vida y a sus 38 años de vida consagrada. Hermana Gloria Nelly, maestra por vocación, permaneció fiel a la tarea encomendada por nuestro Fundador, el Beato Juan Martín Moyë, pues ella, se dedicó a evangelizar a través de la educación con todas sus capacidades para hacer vivo el legado del fundador: “no hay ocupación más santa, más útil y más necesaria que educar santamente a la juventud” (Directorio, “Proyecto de las Escuelas”, p. 113).


Al abrir el evangelio, descubrimos a María, la mujer totalmente entregada a Dios, presente en las necesidades de los demás, en alianza con Dios que defiende las causa de los pequeños y fiel hasta la muerte”.

Constituciones, Art. 10

Felices los que mueren en el Señor! Sí –dice el Espíritu Santo– de ahora en adelante, ellos pueden descansar de sus fatigas, porque sus obras los acompañan”(Apocalipsis 14, 13).


Servidora buena y fiel: entra a participar del gozo de tu Señor”

Mateo. 25, 21.

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