El Espíritu, el soplo de Dios, es un aliento para todos.


Las Hermanas de la Providencia y de la Inmaculada Concepción, Provincia Colombia-Perú, comparten su carisma con otros grupos humanos muy diversos que más allá de toda barrera social o cultural, incluso de edad o de salud, viven la misericordia de Dios.
Mujeres consagradas que atraídas por Jesucristo son elegidas por El, cimentadas en la fe de la Providencia, le han consagrado toda su vida para ser testigos de su amor benevolente hacia todos los hermanos, en especial hacia los pequeños, los pobres y desamparados, los que carecen de amor y esperanza.
Vivimos en la Iglesia esta espiritualidad evangélica, buscando ante todo el Reino de Dios, en sencillez, pobreza, caridad y confianza en La Providencia.
"Cuando se presenta una buena obra por hacer, y se está moralmente seguro de que es la voluntad de Dios que la hagamos, se la puede emprender con audacia. Aunque no se vean, al presente, los medios de los cuales uno podría servirse para llevarla a cabo".
Juan Martín Moyë
Directorio pag 86
Hermanas de la Providencia
y de la Inmaculada Concepción
soy providencia
¿Y nuestra historia que arrancó como el humilde y sencillo "grano de mostaza" que creció y se convirtió en un gran árbol?
Hagamos, de veras, que germine y dé frutos, todo aquello que queda en los textos (o en buenos deseos y resoluciones) como semilla pequeña esperando caer en tierra buena.
Hagamos memoria para recuperar las energías, la creatividad y la capacidad de resistir y de soñar que otra vida consagrada de Hermana de la Providencia y de la Inmaculada Concepción es posible (Cfr. Vinculum No. 242).
nuestros
fundadores

JUAN
MARTÍN
MOYË

MARGARITA
LECOMPTE
Primera hermanas de la Providencia. Nación en Jeusse (Mosella), en 1737. Cuando Juan Martin moye era coadjutor de Metz, ella se había establecido con su familia en la ciudad y vivían en la calle de los claveros.
Llamar por el venerable molle a fundar con el la congregación de la Providencia fue su primera religiosa en la escuela de Saint- Hubert hasta 1815. Tenía entonces 78 años. Profesor de su energía como el cansancio apareció y la esforzada trabajadora tuvo que claudicar. Los servicios prestados a lo largo de 53 años indujeron a las autoridades a solicitar para ella una Modesta pensión.
El gobierno civil de Metz considero justa esta petición y Sor Margarita se quedó como huésped en la casa de una buena mujer del pueblo. Allí permaneció hasta octubre de 1823 cuando la reverenda madre Teresa mourey, entonces maestra de novicias y asistente de la reverenda madre cecile collar, la invitó a terminar sus días en el convento de portieux que después de la Revolución se se había convertido en el centro de la congregación.
El día que tenía que recibir los últimos sacramentos, cuando vio entrar al sacerdote que llevaba el viático, la fuerza de su fe suplio la debilidad de su cuerpo y se sentó en la cama, dejando desbordar el amor de su ardiente corazón. Este fue el último testimonio del gran deseo de unirse definitivamente con su Dios. Murió el 3 de junio de 1835, a la edad de 98 años.

HNA.
MARIA
JAVIER
Juan Martín Moyë
y el Diario del Riesgo y de la Confianza
Desplácese con las flechas y reviva los emocionantes momentos de la vida de nuestro patrono y guía espiritual.